Vivimos en tiempos muy agitados. Todo el mundo se apresura a ir a hacer algo en otro lugar e incluso se ha creado la imagen de los ejecutivos ocupados como un modelo a seguir.
Si hablamos de alguien que consideramos muy importante, nos referimos a esa persona como “está siempre muy ocupado”.
Cuando entramos en la oficina de un alto ejecutivo solemos encontrar a esa persona escribiendo o firmando algunos “documentos importantes”. Aunque quizá esa persona acaba de tomar los primeros papeles que encontró, tres segundos antes de que entráramos en su oficina sólo para que no lo encontráramos sin hacer nada.
Se nos ha convencido por todos los medios que el estar ocupado es signo de ser alguien muy importante y que alguien que está sentado en silencio, es una persona perezosa y está perdiendo su tiempo tontamente .
Si quieres seguir leyendo este artículo por favor compra el libro “Y los diálogos continúan…”. Adquíérelo aqui