Por lo general, recibimos regalos en Navidad, en nuestro cumpleaños y algunas otras ocasiones especiales.
Algunos de nosotros acostumbramos a levantarnos por la mañana bajo un techo, con buenas cobijas y la mayoría de las veces un buen desayuno esperándonos en la mesa. Lo vemos tan natural que nos olvidamos de estar agradecidos por todas las bendiciones que recibimos todos los días.
Hay algunas personas que están abiertas y dispuestas a recibir, pero hay otras que sienten que no se lo merecen.
En algunos casos, no estar “abierto a recibir” es tan malo, como el no estar dispuesto a compartir tus bienes con los demás. Continúe leyendo