Gracias a nuestro actual sistema escolar, estamos prácticamente obligados a estudiar diferentes materias. Normalmente, el estudiante promedio aprende cosas para pasar una prueba. Después del examen suelen olvidarse de todo, si es que no usan esa información con frecuencia.
Estamos acostumbrados, desde muy temprana edad, a aprender como una obligación. Por lo tanto, lo tomamos como un trabajo duro y tendemos a verlo como algo aburrido y difícil. Algunos padres incluso lo usan como un castigo. No es de extrañar por qué lo tomamos como una carga en lugar de una bendición.
Tan pronto como salimos de la escuela nos sentimos “libres” porque no tendremos que seguir leyendo libros y estudiando temas extraños durante horas. Y mantenemos intacto nuestro concepto del estudio. Hasta que un día, descubrimos un tema que nos fascina.
Entonces, estudiar ese tema se convierte en un placer. Cuanto más nos atrae, más pasamos el tiempo investigándolo.
Es hasta ese momento que comprendemos el verdadero placer de aprender. Continúe leyendo