Gracias por esos malos lunes, porque me dieron la oportunidad de comenzar una mejor semana.
Gracias por las personas groseras que cruzaron mi camino, porque gracias a ellos puedo apreciar la bondad de otros extraños.
Gracias por esos errores en mi juventud, porque ahora puedo entender mejor a mis hijas.
Gracias por esos regaños que recibí a tiempo, porque ahora puedo discernir lo que está bien y mal.
Gracias por tomar el tiempo para hacerme saber que estaba equivocado, porque ahora puedo ver la diferencia.
Gracias por maltratarme, porque ahora he aprendido a respetar a todas las personas sin importar su apariencia, raza o creencias. Continúe leyendo